La mayor preocupación de las y los mexicanos es la crisis de violencia e inseguridad, crisis que al mismo tiempo tiene como causa y consecuencia la constante descomposición del Estado de derecho en México, expresó el coordinador del Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano en el Senado de la República, Clemente Castañeda, durante el XVI Reunión Interparlamentaria España-México.
“Esta crisis tiene dos caras: por un lado, la grave situación de inseguridad y presencia del crimen organizado en buena parte del país, que se ha traducido en niveles insostenibles de violencia y corrupción; y, por otro lado, el debilitamiento de las instituciones del Estado mexicano para hacerle frente al problema”, dijo el senador jalisciense.
En México se observan cifras históricas de violencia: cerca de 130 mil personas han sido asesinadas en lo que va del sexenio, para un total de cerca de 350 mil muertes en el contexto de la mal llamada “Guerra contra el narcotráfico”. Esto ha derivado en una violencia machista que registra más de 3 mil 400 feminicidios en los últimos 4 años y más de 35 mil personas desaparecidas.
“La respuesta del actual Gobierno mexicano ha sido el uso intensivo de las Fuerzas Armadas en todas las esferas de la vida pública, una renuncia implícita a fortalecer a las policías civiles locales y una desconfianza a la vía civil no sólo para enfrentar la inseguridad sino para conducir diversas políticas y programas de gobierno. El problema es que este uso intensivo del Ejército no se ha traducido en una mejora de los índices de seguridad; al contrario, en la última década a la par que se ha triplicado su despliegue se han triplicado los homicidios”, dijo Castañeda.
Clemente Castañeda destacó que no hay una estrategia de seguridad civil, federalista y de largo plazo; y lamentó que se pone en riesgo el prestigio, institucionalidad y fortaleza de las propias Fuerzas Armadas, al exponerlas a tareas que no les corresponden.
“México tiene claros y puntuales desafíos en materia de seguridad y construcción de paz. Es una violencia que se ha generalizado y que la sociedad misma ha normalizado, pero definitivamente no ha terminado por quebrar el aparato estatal ni por romper con nuestro pacto social. Nuestro país tiene opciones, existen instituciones que deben mejorarse, otras que necesitan renovarse, la ciudadanía ha construido bases sólidas que hoy representan contrapesos al poder y todo esto permite que se pueda trazar una ruta diferente al problema de la inseguridad”.
Espacios como la Interparlamentaria, dijo Castañeda, donde compartimos experiencias, hermandad y solidaridad, también deben servir para compartir preocupaciones y dialogar en torno a soluciones.